Territorios inteligentes y sustentables

Las innovaciones tecnológicas y el desarrollo de las telecomunicaciones liderado por Internet han contribuido a la aparición de un orden del que conocemos sólo algunas de sus características. El concepto de globalización es universal. La eliminación paulatina de las barreras comerciales, la formación de grandes grupos económicos y la expansión del mercado son sus rasgos más evidentes. Los seres humanos siempre han puesto a prueba sus habilidades técnicas desafiando las limitaciones que les impone su entorno.

Hoy sabemos que las nuevas tecnologías están cambiando la relación con los hábitats, aunque no se sabe cómo estimar con precisión el alcance de lo que está sucediendo. Al mismo tiempo, las condiciones económicas y sociales han cambiado, modificando la relación de nuestra sociedad con el medio ambiente. El campo inteligente está definido en parte por elementos creados por la globalización, donde los nuevos conceptos de innovación, sustentabilidad y competitividad se vinculan a diferentes valores del mundo industrial, al menos los que muchos conocemos.

Por ejemplo, en Europa y algunos países asiáticos se plantea que un análisis holístico de los territorios y ciudades puede basarse en el concepto de territorios inteligentes y sostenibles para mejorar la compleja situación de crecimiento urbano excesivo y descontrol en diferentes regiones. Como resultado del tamaño de la región y este patrón de crecimiento, el gobierno ha optado por una política de desarrollo que ignora el cuidado, conservación y sostenibilidad de la región.

Pero las ciudades, que juegan un papel cada vez más importante en la economía, compiten muy abiertamente a nivel internacional. La eliminación gradual de las barreras al comercio internacional, el fácil acceso a la información y las mejoras en los sistemas de transporte y comunicación han tenido un impacto significativo en estas ciudades. Debido a la complejidad de la presentación geográfica actual, se analiza desde diferentes perspectivas, la más común de las cuales es el enfoque económico, ya que considera el proceso de globalización como una referencia geográfica al mundo en el que conviven los flujos económicos, expresados ​​como enfoque jerárquico. La división internacional del trabajo y la integración de los mercados mundiales revelan cambios en los diversos elementos que configuran territorios y entornos.

Hoy en día, las ciudades deben ser competitivas no solo en las regiones circundantes, sino también a nivel mundial. Este concepto no se limita a la economía, sino que, de manera más general, significa que las ciudades deben diferenciarse en función de sus sinergias, íconos y componentes de excelencia únicos para convertirse en un estándar global para medir su grandeza.

La ciudad es parte integral de este siglo, cuyo alcance excede las funciones administrativas y se considera parte de un modelo alternativo de desarrollo regional, cuyas funciones se dispersan en regiones o ciudades, y se logra un entorno dinámico más fluido a través de los sectores productivos. Su forma de gestión reconoce y se suele utilizar la integración y los aspectos multidisciplinares.

Este patrón global de urbanización impone expectativas y responsabilidades especiales a las ciudades. Para alcanzar las aspiraciones de competitividad económica, calidad de vida, cohesión social y sostenibilidad ecosistémica, se observan nuevas formas de relación ciudadano-gobierno, se priorizan las relaciones locales y se asume que el cambio tecnológico perturba fundamentalmente los bienes comunes sociales y las relaciones económicas.